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El Príncipe de las Mareas

(2012)

El hombre se interroga pero Dios decide
cuándo matar al Príncipe de las Mareas



Les voy a contar una pequeña anécdota relacionada con este libro. Me referiré a cómo lo conseguí y por qué hay todavía lugar para la esperanza, por qué podemos todavía creer en la bondad de los hombres.

Hace dos meses fuimos a ver una obra de teatro a una sala pequeña llamada El Caldero de Oro, frente al río Manzanares. En el descanso de la obra, nos sentamos en una de las mesitas a beber una cerveza. Al lado nuestro, contra la pared, había una hilera de libros que formaban una pequeña biblioteca. Entre ellos estaba El príncipe de las mareas.

Movido por una repentina curiosidad, leí la primera página. El tono de la primera página de cualquier libro nos indica lo que sucederá después. Esa primera página me atrapó por su narración musical y poética a la vez.

Días después de aquella noche, decidí buscar ese libro: quería leerlo. Los impulsos no nos definen, pero indican en qué frecuencia estamos. Ese impulso me dominó hasta convertirse en un deseo. Pero ese deseo se veía frustrado día tras día al recibir negativas constantes en librerías y páginas de Internet. El libro no se editaba más. No estaba en ningún lado. Nadie lo tenía, nadie lo vendía. Ni siquiera en las páginas de libros usados estaba. Nada.

Con la motivación de conseguirlo, decidí probar en el único lugar en el que sabía que lo tenían: el teatro El Caldero de Oro. Llamé a la tarde siguiente.

No lo vendemos, pero puedes pasarte y te lo prestamos a modo de consigna, me dijo la persona que atendió el teléfono.

Decidido a conseguirlo, dos noches después fui al teatro. El empleado de turno, el mismo con el que había hablado por teléfono, me dijo que lo llevase y se lo devolviera cuando lo terminara.

Mi primera reacción resultó ser amarga: fue el fruto de mi desconfianza cultural adquirida en las calles porteñas.

¿Seguro que no necesitás nada, mi teléfono, algo?, pregunté incrédulo.

El muchacho se rió.

No, hombre. Cuando lo terminas me lo traes. Pero si tanto insistes, me puedes dar cincuenta euros, dijo, estallando en una risa estentórea que pobló el aire unos instantes.

Por este hecho hoy publico esto. Por este hecho, creo que todavía existe lugar para la esperanza en la bondad y en la confianza de los hombres en estos tiempos extraños en los que hace falta humanidad y generosidad. Después de todo, este hecho no ocurrió en un pueblo en el que todos se conocen. Ocurrió en Madrid, entre gente completamente desconocida.

Después de un hecho como éste, no puedo más que creer (seguir creyendo) que la esperanza sí existe, que el hombre es esencialmente bueno, aunque nos cueste percibirlo. Después de un hecho como éste, me decido a pensar que no todo está perdido, quién dice que tal vez tampoco el tiempo.

Nota al pie: ¿El libro? Excelente. Dejo un extracto de una poesía que se encuentra en el libro.

"Yo ardo en una magia taciturna y profunda
olfateo lascivia como una garza en llamas
todas las palabras las convierto en castillos
que asalto luego con guerreros de aire."

Comments

  1. NACHO, ES VERDAD QUE LA ESPERANZA ES LO ÚLTIMO QUE SE PIERDE.TODAVÍA HAY GENTE BUENA Y HONESTA.
    TE SORPRENDE, PORQUE POR ESTOS LARES, NO FUNCIONA ASÍ. SERÍA COMO ENCONTRAR UNA AGUJA EN UN PAJAR.
    TUS ESCRITOS SE SUPERAN DÍA TRAS DÍA.ME ENCANTA COMO ESTÁS ESCRIBIENDO.ME EMOCIONA. NO LEÍ EL LIBRO, PERO VI LA PELI.HERMOSA, AUNQUE EL LIBRO JAMÁS ES SUPERADO POR EL CELULOIDE.
    CONGRATULATIONS!!!!
    LALA

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