Skip to main content

Posts

Showing posts from December, 2009

El otro

(2009) Parece mentira. Me he propuesto comenzar un blog y actualizarlo a diario. Pero a la primera que me despisto, ese otro me libra de escribir, ese otro que siempre me dice que no tiene ganas de escribir, que hoy no. Entonces intento regresar a una identidad más real, intento centrarme, respiro hondo buscando ser uno solo. Pero no puedo. Estoy ido, perdido entre el humo del tabaco y las nieblas del alcohol, y ese otro me ha poseído y me arrastra sin tregua por caminos fangosos. Con los ojos cerrados, le grito: le pido, le imploro que termine con ese martirio, le repito que existen paisajes más bellos, que una tregua nos favorecerá a ambos. Pero a él le vale mierdas lo que digo. Me escupe la cara, golpea mis costillas con sus zapatos enormes, me arroja como un bulto contra los arbustos, me tapa la boca con barro y me susurra al oído “¿vas a callarte ahora, pedazo de hijo de puta?” Y yo me callo, sin ganas, pero me callo. Cierro mi boca, cierro los ojos, sumiso. Aunque quisiera agredi

Lluvia de Beijing

(2007) Una llovizna dulce cae sobre Beijing. Es casi poética, al borde de la tragedia. Los automóviles no parecen detener nunca su marcha. Con sus trompas magníficas, los colectivos asoman asesinamente a las esquinas. Rostros extraños desempañan los vidrios, dibujando sus nombres, observando las veredas y los cafés detenidos. Las publicidades incitan el deseo comercial de los peatones, arden en la mente de los compradores compulsivos. Los árboles raquíticos adornan veredas de corbatas y de portafolios. Los aventureros pedalean sus bicicletas cubiertas de gotitas de lluvia inamovibles; otros, se pasean escondiéndose bajo sus paraguas. Mientras tanto aquí, detrás de un ventanal, el azúcar negra se hunde lentamente en la espuma de un capuchino humeante que encuentra siempre la manera de capturar un paladar amargo, unos labios fríos que sientan el placer de la bebida caliente que atraviesa la garganta. Así se pasa la vida algunos días de lluvia, tal vez una galería de arte o un aburrido pa

La ciencia literaria

(2005) Afirmar que la ciencia literaria es constante no es acertado: al igual que la ciencia física, la ciencia literaria cambia y se desmiente a sí misma según las épocas y las sociedades. Decir que las sensaciones se pueden explicar tampoco es acertado. A pesar de que se puede reflexionar acerca de cada una de ellas, de que se pueden hacer tesis extensas acerca de los efectos que las sensaciones causan en los hombres, no es posible explicar sus efectos espontáneos, pasajeros. De la misma manera, no se puede definir a la literatura, no solo por sus efectos pasajeros, sino también porque no es un fenómeno que se pueda explicar a través de los efectos que causa. En principio, la literatura no se define por su estructura, que es forma y contenido. No se define por su forma porque las técnicas modernas de análisis no dejan de revelar nuevas formas de contenido. Por su contenido porque no se puede asegurar la finalidad de la literatura: si sirve para instruir, distraer o simplemente como v

Imagen

(2006) Encontrar el momento en que todo se asemeja, en que todo se cierra como una boca besando el aire, una boca hacia arriba besando el aire, queriendo besar un cielo que tiene tanto de espejo si uno mira hacia abajo y observa sus pies apoyados en la tierra que es la imagen duplicada de un cielo lleno de piedras y de polvo.

El cautivo (inspirado en el cuento de Borges, de nombre homónimo)

(2005) Estimado Fabio: Sé que andarás conmocionado por la noticia, pero las cosas casi nunca son lo que aparentan. Yo creo que todos tenemos un destino: vos, yo, nuestra gente. Ese destino nos pertenece, nos protege, nos rechaza. Nos pertenece cuando tomamos las riendas de nuestra vida, nos protege cuando tropezamos, nos rechaza cuando deliramos. Todo esto… ya te lo había contado. Me sabía de memoria las respuestas de mis propias preguntas. Pensé erróneamente que el incidente no era más que un pedazo de mi pasado, una etapa enterrada por los años. Claro que lo que había olvidado eran las sorpresas que plantea el destino. No sé si sabés de pactos. Lo que yo creo es que para que un pacto se mantenga tiene que haber una congruencia entre las partes. Que las dos partes mantienen el pacto y que, si una lo viola, el pacto se quiebra. Pero el Gordo nunca lo entendió. La sorpresa no se hizo esperar. Cuando se expandió la noticia, no me sorprendió en absoluto. No me sorprendió porque ya lo habí

Cielos de mármol

(2009) A Cimbalina Ahí estaban los amantes tendidos bajo un cielo de mármol, lejos del mundo y sin embargo tan cerca, amándose en secreto, acariciando cada centímetro corporal de sus cuerpos embarrados, amándose dentro de un océano de tierra, entre murmullos silentes, generando con cada caricia un calor que desafiaba al frío que azotaba las calles. Era el mediodía y llovía, pero eso no importaba. Era el ahí y el ahora, y quien escribe buscaba a los amantes incansablemente, buscándolos entre calles grises, bajo un cielo gris, entre tanta gente descolorida, buscando su espacio ínfimo sin poder encontrarlo, su espacio mínimo entre tanto mármol, entre tanto cemento, entre tanta cruz apretujada. Podría haber sido más difícil todavía: tener que atravesar un baldío de ratas o un valle de leones, una horizonte de cóndores o un río de cocodrilos, pero fue más fácil, fácil porque era buscar algo que sabía a fantasía y olía a tabaco, y esa alegría incomprensible de encontrar finalmente su espacio