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Showing posts from October, 2014

La vida

(2014) Todavía dudo si el hombre que vi hoy en la calle era él. Lo había visto por última vez en el verano, el día después en el que Messi la había clavado en el ángulo contra Irán. Vestía, con orgullo, la camiseta de Argentina. Sonreía. Caminaba junto a una chica. No llegué a verla, pero mi intuición la juzgó argentina: nunca se me ocurrió pensar que ese tipo andaría con una mujer que no fuese argentina. Bajaban por la calle Huertas, a pocos pasos de la Plaza del Ángel. Él caminaba con ese andar típico argentino, como si tuviera resortes en las zapatillas. Me sacaba varios centímetros de altura. -Nos salvó Messi -recuerdo haberle dicho. Él respondió algo y sonrió. Hoy, tres o cuatro meses después, lo volví a ver. Yo regresaba a casa desde los Cines Ideal.  Pasé la Churrería que hace esquina en Atocha con Benavente. Luego, la tienda de café y la heladería. Siempre que paso por la librería religiosa de la esquina de Plaza del Ángel, miro las novedades de pasada (nunca me deten

These barren fields

(2014) These barren fields Trembling under my feet. She tries to reach the ropes of the rain As I lie unarmed on a bed of nails. Why wouldn’t the soil I breathe Spring up like a newborn seed? I shiver reckless in the moonlight I hear her voice in my head.

El campo de rugby

(2014) Hace frío. El campo de rugby es una mezcla de césped y barro mojados en el que las pisadas se hunden. El gordo corre hacia mí. Aunque, desde mi punto de vista, camina, con la pelota de rubgy bajo el brazo, como si supiera que nadie lo detendrá. Mis compañeros de equipo vienen corriendo detrás de él, con caras de terror que hacen que el miedo me paralice y no me deje mover. Transpiro. No pienso. Estoy preparado para cualquier cosa. El gordo, cada vez más cerca, sonríe con la lengua fuera. Alguien grita ‘¡bajalo!’ No sé cómo ni por qué me encuentro en el barro, agarrado a las piernas del gordo, que yace embarrado en el césped junto a mí. No siento el cuerpo. La pelota, un poco más allá, también embarrada. Oigo gritos, pero no sé si de júbilo o terror. Me levanto.