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Vueltas y más vueltas

Si tan solo pudiera convencerte de que todo lo que nos une ha caducado. Si vieras que en mi cuerpo las heridas están abiertas más tiempo del debido. Si encontrara la forma de mostrarte que lo que viste a nuestros cuerpos es perecedero. Si en la sombra pudiera recrearte y en la luz fueras mía, siempre mía. Si la lluvia que nos moja nos secara las lágrimas que el corazón pontifica. Si el esclavo que toca el hierro de su celda descubriera que del otro lado del muro la fantasía deviene tragedia. Si el ruido que retumba en tus huesos proviniera de afuera y no de adentro. Si todo lo que tocas se destruye, ¿cómo pretendes vivir en paz? Si el frío te despierta en el banco de una plaza y lo primero que sientes es alegría. Si el amor que ha partido te enseñara que terminar es empezar de nuevo. Si la flor que se marchita en tu mano fuese roja toda la vida. Si el dolor de una despedida endulzara tus encías. Si lo que buscas no lo buscaras con tristeza, sino con un ápice de ganas. Si en el fondo de
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Camino de Santiago

(2017) Desperté antes del alba. Mis pasos interrumpían el soliloquio del silencio. El cerro O’Cebreiro parecía vivir a través de mi andar. Si me detenía a observar el paisaje, el cerro latía bajo mis pies. El camino proseguía: los árboles, los arbustos, la tierra del camino mismo. Todo subiendo a mi cuerpo: a mis pies, a mis caderas, a mis manos. La tierra seca que sube hacia el aire y me cubre el cuerpo cuando camino. El contacto de la tierra con mis labios, el sabor de la tierra en mi lengua. Y el camino.

Is there anything?

(2017) Can you hear the wind rise behind the trees? Can you smell the rain breathing in the air? Can you see those blinding lights painting the streets blue? Is there anything you fear? Can you tell between good and evil when you make a decision facing a wall? Can you tell who’s right and who’s wrong when your ass is on the line? Can you see the smoke in the horizon swirling up to the sky? Is there anything you love?

El pianista

( 2011) Me lo puedo imaginar. Al principio un poco tenso. No es fácil convivir con la idea de que afuera hay un público, de que el teatro está lleno. A medida que pasan los segundos, mientras se acerca al piano, se siente más relajado, más concentrado. Cuando le llegan los aplausos en oleadas casi ineludibles (al menos para él), su paso indica el andar seguro de los que saben lo que hacen. El pianista acerca la silla al piano, se sienta. Levanta, con sensualidad trascendente, la tapa del piano, y descansa sus manos en las rodillas. Parpadea con lentitud. Parece pensar, pero en realidad está observando el piano. No obstante, ya sabemos que un pianista no es trivial y que lo que en rigor observa es la imagen de sí mismo sentado frente a ese piano. Se observa a sí mismo porque está buscando en su interior lo que todo pianista busca: el movimiento. Ese momento indicado en el que comprenderá que lo único que falta en su vida está en las teclas de ese piano. Por su cabeza pasan blancas

¿Adónde me lleva la vida?

(2016) Me detengo. Me siento. Tengo la sensación de tener la cabeza en muchas partes y en ninguna a la vez. Como los fragmentos de una imagen esparcidos en un lago quieto. El tiempo se mueve al ritmo de las manecillas del reloj. Un reloj detenido es la prueba brutal de que el tiempo sigue su curso, de que tanto tiempo como espacio están en constante movimiento. Cada día comprendo que nadie es perfecto, que la suerte ya está echada. Y que, sin embargo, todo puede cambiar. Es la vida la que nos mata, no la muerte. Y a ella nos aferramos. Me pongo de pie. Empiezo a andar. ¿Adónde me lleva la vida?