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La ciencia literaria

(2005)

Afirmar que la ciencia literaria es constante no es acertado: al igual que la ciencia física, la ciencia literaria cambia y se desmiente a sí misma según las épocas y las sociedades.
Decir que las sensaciones se pueden explicar tampoco es acertado. A pesar de que se puede reflexionar acerca de cada una de ellas, de que se pueden hacer tesis extensas acerca de los efectos que las sensaciones causan en los hombres, no es posible explicar sus efectos espontáneos, pasajeros. De la misma manera, no se puede definir a la literatura, no solo por sus efectos pasajeros, sino también porque no es un fenómeno que se pueda explicar a través de los efectos que causa.
En principio, la literatura no se define por su estructura, que es forma y contenido. No se define por su forma porque las técnicas modernas de análisis no dejan de revelar nuevas formas de contenido. Por su contenido porque no se puede asegurar la finalidad de la literatura: si sirve para instruir, distraer o simplemente como vehículo de expresión.
La literatura es a la vez víctima de la subversión social porque, aunque se haya enseñado y todavía se enseñe que es una institución noble dentro de las sociedades de escritura, ha sido y es el acto moderno más poderoso de revelación al que se atreva la humanidad.

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Desconectar a tiempo

(2014) En la vida uno tiene que saber desconectar a tiempo. Dejar un lado el modo productivo para adentrarse en el modo de búsqueda. Contemplar un atardecer desde tu ventana. Un sol que se derrumba sobre los techos, tiñendo de tonos de color ocre las chimeneas y los tejados. Dejar de lado las noticias vacías en el periódico electrónico y rescatar de entre los recuerdos los bosques de tu propia morada. Y dejar que el viento ponga sus manos frías en tu cuerpo, como una mujer que quisiera poseerte. Desconectar a tiempo para no perderse la belleza que acontece cuando el color de la tarde entra en tu casa, te arrulla con su brisa, te acongoja con su somnolencia. Que las fronteras desaparezcan en el globo terráqueo de tu cabeza. Que florezcan amapolas en el jardín de tus apariencias. Y que las barcas de lágrimas que navegan los ríos de tus entrañas encuentren su océano en tu mirada. Que la vida no sea despiadada porque sí. Preparas primero tu mano para que tenga más poder.

La niña y el globo

(2014) Esta es un historia corta. Cuando uno suelta realmente las cosas, entiende hacia donde van. Como el globo que suelta la niña al cielo. El conflicto de la niña: por un lado, el sistema que ordena tener cosas para ser feliz; por el otro, el alma de la niña, que es más feliz mirando el recorrido azaroso del globo en el aire. La niña no piensa, así, en su cuerpo sosteniendo el piolín del globo. La niña vuela, así, el mismo vuelo que vuela  el globo.

Vueltas y más vueltas

Si tan solo pudiera convencerte de que todo lo que nos une ha caducado. Si vieras que en mi cuerpo las heridas están abiertas más tiempo del debido. Si encontrara la forma de mostrarte que lo que viste a nuestros cuerpos es perecedero. Si en la sombra pudiera recrearte y en la luz fueras mía, siempre mía. Si la lluvia que nos moja nos secara las lágrimas que el corazón pontifica. Si el esclavo que toca el hierro de su celda descubriera que del otro lado del muro la fantasía deviene tragedia. Si el ruido que retumba en tus huesos proviniera de afuera y no de adentro. Si todo lo que tocas se destruye, ¿cómo pretendes vivir en paz? Si el frío te despierta en el banco de una plaza y lo primero que sientes es alegría. Si el amor que ha partido te enseñara que terminar es empezar de nuevo. Si la flor que se marchita en tu mano fuese roja toda la vida. Si el dolor de una despedida endulzara tus encías. Si lo que buscas no lo buscaras con tristeza, sino con un ápice de ganas. Si en el fondo de