(2011)
Para escribir es necesario tener las ideas claras. Los libros son de gran ayuda para lograrlo. Amélie Nothomb sabe de lo que hablo.
He leído su novela Biografía del hambre. Es excepcional. Por lo que cuenta, por cómo lo cuenta. Pocos son los libros que, a través de su sintaxis, nos producen un cambio en la estructura de nuestros pensamientos. Biografía del hambre lo consigue.
.
La novela es autobiográfica. Hija de un diplomático belga, la escritora ha vivido la mayor parte de su infancia y adolescencia en Oriente Medio. No es accesorio señalar que ser hijo de un diplomático no solo permite descubrir el movimiento del mundo a una edad temprana, sino que ese descubrimiento es también temprano en relación con el mundo personal. No exenta de la nostalgia que produce el desarraigo, Nothomb ha descubierto ambos mundos en sus muchas facetas a lo largo de años errabundos por países de diversa índole que han marcado definitivamente su personalidad —y su escritura.
El rasgo distintivo de esta novela es la anécdota, relatada con sutileza. Es el vínculo que la escritora alcanza con el lector. Al llegar a la última página, y seguramente a lo largo del relato, desde el primero al último capítulo, uno desearía haber escrito este libro.
Dueña de un lenguaje claro y rico a la vez, Amélie Nothomb nos obsequia una estupenda reseña de su vida.
Biografía del hambre es su viva historia.
Para escribir es necesario tener las ideas claras. Los libros son de gran ayuda para lograrlo. Amélie Nothomb sabe de lo que hablo.
He leído su novela Biografía del hambre. Es excepcional. Por lo que cuenta, por cómo lo cuenta. Pocos son los libros que, a través de su sintaxis, nos producen un cambio en la estructura de nuestros pensamientos. Biografía del hambre lo consigue.
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La novela es autobiográfica. Hija de un diplomático belga, la escritora ha vivido la mayor parte de su infancia y adolescencia en Oriente Medio. No es accesorio señalar que ser hijo de un diplomático no solo permite descubrir el movimiento del mundo a una edad temprana, sino que ese descubrimiento es también temprano en relación con el mundo personal. No exenta de la nostalgia que produce el desarraigo, Nothomb ha descubierto ambos mundos en sus muchas facetas a lo largo de años errabundos por países de diversa índole que han marcado definitivamente su personalidad —y su escritura.
El rasgo distintivo de esta novela es la anécdota, relatada con sutileza. Es el vínculo que la escritora alcanza con el lector. Al llegar a la última página, y seguramente a lo largo del relato, desde el primero al último capítulo, uno desearía haber escrito este libro.
Dueña de un lenguaje claro y rico a la vez, Amélie Nothomb nos obsequia una estupenda reseña de su vida.
Biografía del hambre es su viva historia.
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