Si tan solo pudiera convencerte
de que todo lo que nos une ha caducado.
Si vieras que en mi cuerpo las heridas
están abiertas más tiempo del debido.
Si encontrara la forma de mostrarte
que lo que viste a nuestros cuerpos es perecedero.
Si en la sombra pudiera recrearte y en la luz
fueras mía, siempre mía.
Si la lluvia que nos moja nos secara las lágrimas
que el corazón pontifica.
Si el esclavo que toca el hierro de su celda descubriera
que del otro lado del muro la fantasía deviene tragedia.
Si el ruido que retumba en tus huesos
proviniera de afuera y no de adentro.
Si todo lo que tocas se destruye,
¿cómo pretendes vivir en paz?
Si el frío te despierta en el banco de una plaza
y lo primero que sientes es alegría.
Si el amor que ha partido te enseñara
que terminar es empezar de nuevo.
Si la flor que se marchita en tu mano
fuese roja toda la vida.
Si el dolor de una despedida
endulzara tus encías.
Si lo que buscas no lo buscaras con tristeza,
sino con un ápice de ganas.
Si en el fondo de tu casa la lluvia atrajera
panteras desconsoladas.
Si lo que va, viene para irse y volver
aunque pierdas el rumbo y lo vuelvas a encontrar.
Si las palabras de tu canción se desparraman en el suelo
como las piezas de un espejo roto.
Si tus pasos resuenan en el silencio de la noche
persiguiendo las pistas de una estrella.
Si vivir se convierte en un idilio atronador
que corta el aire que respiras…
Entonces, golpéate la cara con el puño cerrado.
Deja que tu cuerpo caiga al suelo
y levántate y sigue caminando,
con la frente alta y la certeza
de que todo en esta vida se repite
en vueltas y más vueltas,
y que todo en esta vida
te devuelve a la tierra.
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