(2002)
(Escrito un día sin nubes)
Acércate, lluvia, acércate a este mundo. Llueve lo que quieras tu vida de techos y paraguas. Llueve tu vida pesada al borde de la oscuridad.
Llueve, y despierta los sentidos más ocultos y pacíficos de los hombres, despierta sus gestos más humanos, sus secretas heridas abiertas; despierta sus palabras de consuelo, sus silencios abrasadores, sus sensaciones nostálgicas de brazos abiertos.
Ven, acércate, y llueve sin miedo. Tu agua es licor que se desliza entre enredaderas y mejillas de mujer. Tu agua es oro transparente. Es sopor en las noches solitarias cuando el sueño no llega.
Algún día que lluevas fino, podría acercarme a ti. Levantar la mirada hacia el nimbo del que provienes y dejar que tus gotas golpeen mis ojos salados y parpadear. Jugar así, o bailar y empaparme las ropas secas de tanta soledad.
Acércate, lluvia, la ciudad te necesita. Necesita beber de tu fuente esencial, de tus manantiales sagrados, atragantada por tanta comida enlatada, ardiendo embebida por los licores de la soberbia, sufriendo por la suciedad que habita en las calles y que ensucia a la gente sin tregua.
Acércate, lluvia, para que la ciudad te pertenezca. A veces esta vida se asemeja a un jardín seco.
Acércate, lluvia, y levanta mi espíritu, orienta mi luz. Refuerza mi fragilidad. Despierta mis sueños olvidados. Endulza mis sueños perdidos. Encandila a mi diablo sin freno. Juega en mi alma con tu agüita divina, y alimenta la dicha que se oculta en mi ser.
Te extraño, lluvia, te extraño...
(Escrito un día sin nubes)
Acércate, lluvia, acércate a este mundo. Llueve lo que quieras tu vida de techos y paraguas. Llueve tu vida pesada al borde de la oscuridad.
Llueve, y despierta los sentidos más ocultos y pacíficos de los hombres, despierta sus gestos más humanos, sus secretas heridas abiertas; despierta sus palabras de consuelo, sus silencios abrasadores, sus sensaciones nostálgicas de brazos abiertos.
Ven, acércate, y llueve sin miedo. Tu agua es licor que se desliza entre enredaderas y mejillas de mujer. Tu agua es oro transparente. Es sopor en las noches solitarias cuando el sueño no llega.
Algún día que lluevas fino, podría acercarme a ti. Levantar la mirada hacia el nimbo del que provienes y dejar que tus gotas golpeen mis ojos salados y parpadear. Jugar así, o bailar y empaparme las ropas secas de tanta soledad.
Acércate, lluvia, la ciudad te necesita. Necesita beber de tu fuente esencial, de tus manantiales sagrados, atragantada por tanta comida enlatada, ardiendo embebida por los licores de la soberbia, sufriendo por la suciedad que habita en las calles y que ensucia a la gente sin tregua.
Acércate, lluvia, para que la ciudad te pertenezca. A veces esta vida se asemeja a un jardín seco.
Acércate, lluvia, y levanta mi espíritu, orienta mi luz. Refuerza mi fragilidad. Despierta mis sueños olvidados. Endulza mis sueños perdidos. Encandila a mi diablo sin freno. Juega en mi alma con tu agüita divina, y alimenta la dicha que se oculta en mi ser.
Te extraño, lluvia, te extraño...
Hay pocas cosas que me provocan tanta tranquilidad como la lluvia en verano, descalza en el barro con olor a tierra mojada.
ReplyDeleteAhora cierro los ojos y gotones caen sobre mi, siento todos esos perfumes juntos.
(Por acà se viene Santa Rosa, o al menos eso dicen, lo que sè es que agosto es un mes raro)
Vanini!leí tu súper reseña de mi blog, no creas... sólo estaba de vacaciones. Así que esto es lo que tú haces... pero es trampa, no son textos actuales! ¿y ahora? ¿cómo son ahora esos fragmentos de una vida pasajera? (tan pasajera, por otra parte, como la de todas las personas, ¿o no?). Voy a enlazarte, ok? por cierto, te recomiendo este blog:
ReplyDeletehttp://elblogtardiodeelenaroman.blogspot.com/
es de una amiga poeta (pero de verdad, con libros publicados y todo).
Un abrazo!
Rocío (la que te adivinó el acento de la provincia...)